miércoles, 23 de noviembre de 2011

Doce trabajos de Hércules

-EL LEON DE NEMEA: No lejos de la ciudad de Nemea, un león enorme, muy feroz e invulnerable a las armas de los hombres, devastaba toda la región de la Argólida. Hércules mató a la fiera, que
vomitaba fuego y humo asfixiándola; al no poder despellejarla con sus armas, se sirvió
de las garras de la propia fiera. Con su piel se hizo una coraza y con sus fauces un nuevo
casco.

-LA HIDRA DE LERNA: En las lagunas de Lerna habitaba una hidra enorme que devoraba a los hombres.Tenia nueve cabezas que se regeneraban al cortarlas. Con la ayuda de su compañero
Yolao, que le proporcionaba teas ardiendo, cauteriza con fuego las heridas para impedir
que se regeneren y de un tajo corta la cabeza central y la echa al fuego.Con la sangre envenenada
de la Hidra, Hercules moja sus flechas que le seran utiles para mas adelante.

-LA CIERVA DE CERINIA: Por los montes de Cerinia vivía una cierva con cuernos de oro y patas de bronce consagrada a Artemis (Diana). Hércules debía cogerla viva, por lo que la persiguió durante un año hasta los últimos confines de la tierra y logró atraparla junto al río Ladón hiriendola en una pata, lo que le valió una reprimenda de la diosa.

-EL JABALI DE ERIMANTO: El jabalí de Erimanto era una bestia descomunal que devastaba la región. En el camino se encontró con el centauro Folo quien le obsequió con una cenapara la que Hércules le pidió vino del tonel que el dios Dioniso había regalado a los centauros. Ante el olor del vino los centauros acudieron y se enfrentaron a Hércules quien en la contienda hirió al centauro Quilón, su maestro, el cual le había enseñado el remedio curativo. Pero el veneno de la flecha de Hércules era mortal y Quilón era inmortal; no se moría ni le cesaban los dolores y pidió a Hércules que consiguiera que se le enviara la muerte.Cazó el jabalí corriendo tras él por una llanura nevada hasta extenuarle; se lo llevó vivo a Euristeo, que asustado se escondió en un ánfora.

-LOS ESTABLOS DE AUGIAS:  Augías, rey de la Élide, tenía tres mil bueyes en establos que nunca habían sido  limpiados. Esto suponía un peligro y una peste para los habitantes de la región. Augías, a quien Hércules se había presentado sin decir que era por encargo de su tío Euristeo, pensando que una persona de tal aspecto y porte no se rebajaría a aquel trabajo y que le sería imposible le ofreció la décima parte de su ganado; Hércules debía limpiarlos en un solo día. Para ello desvió el curso del río Alfeo y el Peneo, a fin de que sus aguas arrastraran el estiércol.

-LAS AVES DEL LAGO ESTINFALO: Una nube de aves espantosas, devoraban todo lo que encontraban. Tenían el pico, las alas y las garras de hierro y poseían la facultad de disparar sus plumas como
flechas. No hallaba forma de abatirlas, hasta que estando al acecho Atenea se le presentó y le entregó dos poderosos címbalos de bronce que Efesto le había fabricado. Subió a lo alto de una cima y con el estruendo que produjo al batirlos logró ahuyentar a las monstruosas aves y abatió a muchas en pleno vuelo.

-EL TORO DE CRETA: El rey Minos de Creta había prometido a Poseidón sacrificarle lo primero que saliese del mar, pretextando que no tenía nada digno que ofrecerle. Poseidón hizo salir del mar un
toro de gran belleza, admirado, Minos lo mezcló con su manada y sacrificó otro
toro. Poseidón, al verse engañado, enloqueció al toro. Hércules tomó el trabajo de domar al animal e incluso fue ayudado por el propio rey Minos; a su tío Euristeo no le impresionó tanto la belleza del toro y lo soltó; llegó a Maratón, en Ática, donde devastaba toda la región hasta que Teseo logró domarlo de nuevo.

-LOS CABALLOS DE DIOMEDES: Diomedes, hijo de Ares, rey de la Tracia, poseía unos caballos fieros y vigorosos de tal modo que debían estar atados con cadenas de hierro a los pesebres; tan fieros que comían incluso carne humana, de los cadáveres de los náufragos que llegaban a las costas y de los extranjeros que entraban en su ciudad. Hércules lo primero que hizo fue matar al propio Diomedes y echárselo de comida a los caballos, que, saciados, pudieron fácilmente ser cogidos. En el camino, al volver a tener hambre, devoraron a Abdero, compañero de Hércules en esta aventura. Luego logró dominarlas de nuevo y llevarlas a Micenas. Euristeo se los consagró a Hera. Tuvieron una larga descendencia, tanto que el propio Alejandro Magno montó aún un caballo de aquella raza.

-EL CINTURÓN DE HIPÓLITA: Euristeo quería el cinturón de la amazona Hipólita como regalo para su hija. Las amazonas habitaban en la región del Ponto y formaban un numeroso pueblo de mujeres; de sus hijos sólo criaban a las mujeres. Hércules fue recibido por la reina que se lo prometió impresionada por su noble aspecto. Pero Hera difundió el rumor de que un extranjero iba a raptar a la reina y todas las amazonas atacaron. Hércules las va venciendo una a una hasta conseguir coger prisionera a Alcipe, la capitana del ejército; entonces Hipólita le entregó el cinturón como rescate. De regreso de esta aventura liberó a Hesíone, hija de Laomedonte, rey de Troya, de las fauces de un monstruo marino, que se la había tragado por no haber cumplido la promesa a Poseidón de sacrificarla en su honor, ya que no le había pagado la ayuda de
la construcción de los muros de Troya. Hércules se lanzó dentro de las fauces del animal y la rescató. Laomedonte no le pagó nada y Hércules marchó muy enfadado.
-EL GIGANTE GERIÓN: En Gádira (Cádiz) vivía Gerión, gigante de dos cuerpos y tres cabezas, seis brazos y seis piernas; era dueño de una manada de hermosos bueyes, guardados por otro gigante
y un perro bicéfalo. Hércules mata al pastor y luego a Gerión, y luego conduce los bueyes hacia Tirinto. Cansado del viaje, al llegar a Italia se paró a dormir junto al Tíber. Un célebre pastor, llamado Caco, le robó siete bueyes. Hércules buscó en las cuevas próximas, pero las huellas del ganado iban en sentido contrario, pues Caco había guiado los bueyes cogiéndolos por la cola. Los mugidos de los bueyes le sirvieron de pista.
Recuperó su ganado y dio muerte a Caco.
-LAS MANZANAS DE LAS ESPÉRIDES: Con motivo de las bodas de Zeus y Hera, Gea plantó en la costa occidental del Océano un jardín con manzanas de oro. Cuatro doncellas, llamadas Hespérides, lo cuidaban con la ayuda de un dragón de cien cabezas (Ladón). No se sabía dónde estaba dicho jardín.
Hércules obliga al viejo hombre del mar, Nereo, a que le indique el camino. Al pasar por Libia se enfrenta a Anteo, hijo de la tierra, y lo vence. Vence a los pigmeos (cércopes, según versiones, dos hermanos bufones y ladrones; Hércules los cogió como a dos cabritos y los llevó a vender al mercado; aunque le hicieron gracia y los soltó) que le robaron las armas mientras dormía. Prosiguiendo su camino libera a Prometeo que
estaba encadenado en el Cáucaso; éste le enseña el camino. Para llegar al Atlántico abrió el estrecho entre Europa y África; (Columnas de Hércules: Abila y Calpe). Prometeo le había aconsejado que entrase él a robar las manzanas; por ello hizo un pacto con Atlante; le sostuvo la bola del mundo mientras fue a robarlas; pero Atlante no quería volver a cargar con semejante peso. Hércules acudió a la astucia de la almohadilla. Y así logró deshacerse de la carga. Euristeo no quiso coger las manzanas, pues sólo quería desembarazarse de Hércules; éste las depositó en el altar de Atenea, que las devolvió al Jardín de las Hespérides.
-EL CAN CERBERO: El can Cerbero, el perro de los Infiernos, era un monstruo de tres cabezas de las que manaba una repugnante baba; tenía cola de dragón de la que salían formas de serpientes. Sin más protección que su piel de león y sus flechas sin compañeros descendió a las mansiones de Plutón/ Hades. Vio a su amigo Teseo, a Meleagro, hermano de su esposa Deyanira; Hércules quiso recuperar a su amigo y traerlo al reino de los vivos, pero la tierra tembló al intentarlo. Plutón quiso impedirle la entrada; Hércules le disparó una flecha y le hirió en un hombro; el dios comprendió el sufrimiento humano y accedió a dejarle llevar a cabo su empresa con la condición de no emplear más que sus manos. Lo cogió por el cuello y logró reducirlo; al salir a la luz el can Cerbero, desacostumbrado a ello, empezó a echar baba, de la que brotó el acónito, planta venenosa. Cuando llevó el monstruo a su tío Euristeo, éste comprendió que no podría librarse del odiado hijo de Zeus. Hércules volvió al Hades a restituir el Cancerbero a su dueño.